Diskord

Si hace diez años se hubiese dicho a alguien que en el futuro algunas de las mejores bandas de Death Metal iban a salir de Noruega se hubiese reído de mí, porque de esas tierras apenas se podría recordar a tres bandas que hubiesen supuesto algo en el underground: Darkthrone, Cadaver y Molested (sí, también estaban Old Funeral, pero se les recuerda más por las bandas que formaron sus miembros a posteriori que por su música, seamos sinceros). Pero con grupos como Obliteration, se ha destapado toda una pequeña, pero sumamente interesante, escena Death Metal en la ciudad de Oslo y sus alrededores que está produciendo algunas de las grabaciones más interesantes del género en los últimos años, entre ellas los segundos álbumes de los mismos Obliteration y de los grandísimos Execration.

Los señores que nos ocupan ahora mismo, Diskord, ya sorprendieron a muchos con su primer álbum, “Doomscapes”, un disco que en absoluto seguía los estándares de ninguna “subescuela” del género ni se asemejaba demasiado a sus bandas hermanas. Ese primer larga duración, un trabajo realmente personal de Death Metal clásico tan mórbido como técnico, y que bebía de dos de las mejores fuentes que pueda haber dado la vieja escena americana: Autopsy y Atheist (y entre medias obviamente quedan Death, a los que tampoco parecen hacer ascos), dejó un gran sabor de boca. “Dystopics” seguía por el mismo camino, aún con una extremización de las dos características que mejor definen el sonido de Diskord, la crudeza rancia y putrefacta y la técnica retorcida pero realmente pegadiza, como bien plasma una portada tan colorida como bizarra a cargo de Sindre Skancke.

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